
Siempre me ha gustado viajar, es de las cosas que más me dejan. En estos últimos dias del año recientemente terminado tuve la oportunidad de ir a dos lugares distintos entre si, pero igualmente llenos de colorido y sabor. En particular me voy a referir al último de ellos: El siempre amable, colorido y NADA tropical Las Vegas.
Este pintoresco pueblito, que debe su fama y sus organización actual a un gángster (Benjamin "Bugsy" Siegel) provee entretenimiento y cura a la adicción de muchos. Entre el shopping, las apuestas, los shows de Cirque du Soleil y los desayunos de buffet(de los cuales al tercer dia ya estás hasta la madre) Las Vegas ofrece opciones de entretenimiento, pero en particular a mi me dio una visión de lo distinta que puede ser una sociedad.
Viniendo de México y sabiendo lo especiales que son algunos gabachos, vas preparado para algunos desdenes porque no pronuncias bien "coffee" y estupideces de esas. Pero no todo es tan malo y aquí viene el porqué.
Mi madre sufrió un ligero percance. Yendo hacia Las Vegas Blvd(o lo que es lo mismo, el Strip, donde están todos los hoteles) se resbaló con hielo que estaba sobre la banqueta que rodea el hotel y se esguinzó el tobillo derecho. Pasaron unos minutos y un mono de seguridad muy dispuesto ayudó a conseguir una silla de ruedas para la jefa. La llevaron al cuarto y le proporcionaron hielo. Ya en el cuarto llegaron los paramédicos para revisar su tobillo con un scanner la neta bien chido y determinaron que no era grave. La parte gacha del asunto empezó cuando los de seguridad se empezaron a preocupar mas porque no los demandaramos que por el tobillo de la jefa. Finalmente la cosa no pasó a mayores y a pesar de la bola en el tobillo, mi madre pudo seguir con su vacación aunque en silla de ruedas(misma que tuvimos que rentar, porque estos gueyes no quisieron darla de a grapa).
El punto final de la historia lo da la gente. En EEUU cuando veían a mi mamá en la silla en lugar de voltearla a ver con desdén o con lástima, se apartaban del camino para que pasáramos, le cedían el lugar, en todos lados pasábamos primero, y si en algún momento alguien nos detenía, eran tipos ajenos al país, es decir, gente educada con otra idea acerca de la gente que tiene que vivir con ese tipo de situaciones. En el gabacho la gente se portó de 10 con mi mamá, incluso una chava se ofreció a pasarla al baño porque evidentemente mi papá y yo no podíamos ingresar al de mujeres.
Cuando llegamos a México, la historia fue distinta. Gente empujando la silla, metiéndose en la fila de la aduana, quejándose porque mi mamá y el conductor pasaban primero...lamentable en realidad que no tengamos esa cultura. No alabo a los gringos, pero en ese aspecto si tenemos mucho que aprenderles...ojalá algún día lo hagamos...
P.D. Si van a Las Vegas...no vayan al Mandalay Bay!