Siempre, y de todas las maneras posibles, coleccionamos cosas. A mi, particularmente, me raya coleccionar cosas de fútbol (obvio), gorras, y últimamente, tenis para correr. Dos de los tres pares que tengo específicamente para ello ya corrieron un medio maratón, y el tercero lo hará en un mes más.
Colecciono historias y anécdotas, algunas harto jocosas, otras que son de pena ajena. Desde las que son charla de café hasta las que son de dominio público -unas las hemos ventilado acá, aunque de a poco son menos-, pero lejos de todo lo que he vivido, hay algo que nunca me he cansado de coleccionar: personas. Son mis generadores de historias, de karma. Son mis retos y en algún momento, proyectos de vida -ellas saben quienes son-. Algunos siguen presentes, otros van y vienen, y otros de plano se fueron para no volver. A algunos los extraño, y a otros, que bueno que se los chupó la bruja.
Es de esto de lo que quiero hablar. A últimas fechas, y por situaciones a mi alrededor, me doy cuenta de toda la gente que vamos cargando conforme pasa el tiempo. ¿Y qué pasa cuando por algún motivo, la riegas y te quedas solo con los recuerdos? He aquí un video que he visto mucho últimamente al respecto.
A lo que voy es...siento que nos aferramos demasiado a gente que solo nos detiene. Sea porque son familia, conocidos de la infancia, hasta el valagardo con el que llevaste una clase y te fuiste a echar unas chelas un día. Últimamente, y a pesar de mis mejores esfuerzos, no puedo con todos. A veces me dan ganas de soltar a varios...o que me suelten. Dejar a todos aquellos que ya no están en un "daily basis" y quedarme con gente que sume, gente que aporte. Gente que no solo esté para presumirme que se fue de vacaciones a la Quinta Vergara (ahí les encargo que revisen donde es eso), sino que el compartir ese momento sea de coraza.
He pensado en algunos cambios fuertes que pienso hacer para los próximos días, meses, incluso años. Y para ello necesitaria cambiar, o dejar, a gente muy valiosa. Como dice el video de arriba, estoy dejando de cargar mi backpack con gente que a lo mejor no tiene cabida, y doy demasiada importancia a lo que hablan o dicen. Me quedo con los que suman, con los que aportan. Con los que van a todas, aunque muchas veces no lo entiendan...y si, a los que me hagan recordar que la vida es muy corta como para vivirla enojado.
Y nada más como detalle, una rolita más, porque ya saben como soy de dadivoso.
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