Ah, el karma. Esa fuerza de la naturaleza que se supone que actúa en el momento indicado y te viene a jorobar con algo que creías olvidado, en esta semana se convirtió en el negrito en el arroz del 2016.
Resulta que a este servidor, su Cervantes Saavedra cercano a Villa Coapa, la semana pasada le llegó el karma en forma de enfermedad. La Influenza tipo "A" (madre entre otras, de la gripe del cochino de la que tanto nos burlamos por acá) se apoderó de mi organismo inesperadamente, debido a que me pasé por el forro de los boxers las alertas sanitarias y las invitaciones a vacunarme gratuitamente, además de no contar con un buen historial en cuanto a enfermedades respiratorias se refiere. Dicho lo anterior, que me atacara el mal del puerco -y no por comer tanto- no era tan difícil de imaginar.
Sin entrar en demasiado preámbulo, pues se parece mucho a cualquier gripe que les haya caído, aquí va un breve recuento de lo que significa tener esta pinche enfermedad que me tiene encerrado como cualquier capo que se escapó pero volvieron a atrapar para recluir en el mismo penal porque...fuck logic.
Día 0: El dolor de cabeza era insoportable, razón por la cual fui al doctor -cosa rara, pues cual macho mexicano uno va hasta que de plano no aguanta- a averiguar que carajos tenía. Una vez diagnosticado con Influenza A y no tipo B(pues me habría tenido que quedar en el hospital), me pude regresar a la casa a meterme a mi cuarto y no salir de aquí los siguientes cuatro días (y contando).
Día 1: Sin duda fue una de las peores noches de mi vida -enfermo, claro está-. A pesar de haberme dopado con cuanta madre me mandó el doctor, despertarte cada hora por los pinches escalofríos no está nada padre, y menos sentir como te arden las rodillas como si las tuvieras metidas en un horno. Ya del hecho de sudar como un cerdo (a lo mejor de ahí viene el nombre) mejor no hablamos
Una vez pasada la noche, escalofríos constantes aproximadamente cada hora, que tengas un sueño impactante, andar con cubre bocas todo el tiempo como en película de epidemia y otros detalles son parte de las joyas que te regala esta enfermedad...
Lo que he de acotar, conseguir la pinche medicina está de la auténtica tuna. ¡NO HAY! Literal la fueron a conseguir a la hermana NezaYork. Pero una vez solucionado el tiro, a intentar no volverme loco picándome los ojos.
Así yo, a cualquier pinche hora del día. |
Día 3. A estas 24 horas las podemos describir como "Efectos secundarios". Dolor de espalda, dolor de piernas, dolor de brazos, dolor de espalda muuuuuuuuuuuuuuuuuy baja (o sea, donde van las pompas) y de todo aquel músculo, desarrollado o no, que tengan en el cuerpo. Al fin, después de dos noches consecutivas, dejé de sudar cual cerdo, signo inequívoco de que ya vamos bastante mejor.
Día 4. Esto es hasta el momento. Sin duda, ha sido el día más llevable, aunque todavía me duelen mucho las piernas...como a Luis Miguel en ese clásico del celuloide llamado "Ya Nunca Más". De lo que aún no me libro es de esas ganas de dormir que llegan cada 10 minutos... (llevo dos horas escribiendo esto) es como tener mal del puerco todo el día. La neta el encierro ya me está pegando, y un signo inequívoco de ello es sin duda el haberme puesto a sacar las cosas que ya no uso (con un par de pausas para dormir involuntariamente).
Aún no he sido dado de alta, y créanme que ya me urge. Mañana a estas horas ya espero poder dejar de ser considerado un foco de infección, y mientras eso sucede, no queda más que esperar la próxima alerta sanitaria. Me cae de madre que el primero en ir a vacunarse contra la influenza voy a ser yo...
Y como rola....algo dedicado a esa maldita necesidad de estar dormido todo el chingado día...