Apoyando al extranjero, tradición mexicana desde tiempo inmemorial... |
Antes de empezar, reconozco la influencia de lo externo en mi vida. Utilizo sin recato la tecnología, ropa y accesorios móviles que llegan a mis manos de otros lados del planeta para subsistir en la jungla asfáltica en que vivo. Viví fuera de este país un tiempo -que no es lo mismo a vivir en la luna, donde de repente pernocto-, viajo constantemente a otros lugares de este mundo, aun cuando eso signifique no conocer lugares como Cancún, y sí, mi apodo más conocido es un título nobiliario inglés. Hago estas pertinentes aclaraciones antes de que me digan "¿Y tú con qué huevos juzgas?" Pues con esos mismos.
Hoy la crítica va para esta sociedad en que vivimos. Va para todos aquellos que critican todo lo que viene de México, porque en su escala de valores, siempre seremos inferiores al resto, siempre vamos a estar atrás, dependiendo de la suerte, de sobornar a alguien, de lo que "alguien", por la razón que sea, nos quiere hacer creer. Hoy va la crítica para todos aquellos que no se quedaron a vivir en este país porque no la armaron, pero eso si, les encanta criticar todo lo que ven aquí desde la comodidad de sus casas en el extranjero y para todos aquellos que viven acá y de todos modos han de rebajar los logros de la gente solamente porque el producto es mexicano.
El detonante de esta crítica es sencilla: una película mexicana. Este filme, denominada "No se Aceptan Devoluciones", generó dinero a madres en Estados Unidos, algunos críticos la alaban -otros no- , y aquí en México, por el motivo que sea, ya rompió récords en taquilla. Siendo que acarrear harta gente al cine no es sinónimo de calidad -porque hay bodrios como Titanic o Avatar que no tienen un carajo de guión y son las más taquilleras de la historia- , la historia me parece que cumple, y particularmente toca fibras sensibles para algunos espectadores, que pasan de reírse con Sammy a llorar por la relación padre-hijo-nieta mostrada en la misma. A lo mejor no es un dechado de virtudes, pero la película cumple. No es cine de arte ni mucho menos, pero me parece un muy buen entretenimiento y la verdad, bien realizada, se ve que no la hicieron en 6 días.
El problema radica, como siempre, en que la opinión de los que critican la película se basa en compararla con otras del mismo "género", en encasillar el producto como un "invento de Televisa para apendejar a la masa" o una "cortina de humo" -frase tan lamentable como el ya puteado "Me Dueles, México"- para cualquier fin que tengan los implicados. El inconveniente se presenta cuando por menospreciar el producto que al momento promueve el otrora comediante estelar de la mencionada empresa, se exagera al grado de comparar a Derbez con Woody Allen y otra sarta de barbaridades. El pedo, vaya, es que como Derbez es identificado como "hijo de Televisa", ya cualquier cosa que haga es una porquería. Esto, aunque no lo crean, me parece un fiel reflejo de nuestra sociedad.
¿Cuántas veces hemos ido a un cine a ver cantidad de bodrios por los simples nombres que vemos en la cartelera? ¿A poco la crítica es igual a Robert De Niro por las porquerías que ha hecho últimamente? ¿Cuántas veces no hemos ido a ver películas de Adam Sandler o Ben Stiller saliendo de bufones en roles sin sentido, con el único afán de reírnos? ¿A poco no muchos se dieron vuelo criticando "Nosotros Los Nobles", por ser "una película insulsa y de un junior que estaba jugando a hacer cine", pero ahora ya la ponen como "es mucho mejor que la de Derbez?" ¿Pues a qué chingaos jugamos?
Bien lo decía don Hugo Sánchez: "México como país es una cubeta de cangrejos". El, que probó las mieles del éxito, algo sabrá del tema. De mamón y ególatra no lo bajan, y he de decir que la neta las veces que lo vi, amablemente posó para la foto y me regaló una postal autografiada, realizando esa acción con todos aquellos que le pedían amablemente lo mismo.
¿Refleja la forma de pensar del mexicano? Por supuesto. Reconocemos más lo que viene de fuera que lo que tenemos acá. No estamos de acuerdo con las instituciones ni con las formas de hacerlo, pero cuando nos piden soluciones nos quedamos cruzados de brazos esperando a que nos caigan del cielo o peor aún, que lo haga alguien más. El éxito del vecino nos da coraje ("Ve nada más el carrazo que trae ese pendejo"), pero eso si, nos da gusto que un argentino sea reconocido como el mejor del mundo en fútbol cuando el pinche enano se porta como el patán que es cada que viene a robar a México con su gira de "amigos".
Esa es la mentalidad del mexicano. Al parecer, después de 492 años de ser conquistados por los españoles, seguimos comprando espejos.