martes, 24 de septiembre de 2013

Indecisión

Basado en historias verídicas...

Escribo esto en un estado de ardor. Ardor por mi gente, por mi mismo, por el entorno y por cosas que han sucedido últimamente. Esta pequeña entrada se la quiero dedicar a todas esas amigas mujeres, dueñas de nuestras quincenas o soñadoras eternas de que van a encontrar a su príncipe encantador. Hoy les escribo desde el fondo de mi corazón para decirles que se me vayan derechito a freír espárragos, que se me vayan a la burger, al averno. No las mando a cierto pueblo en Tabasco porque eso ya sería demasiado.

Su príncipe encantador...si, con todo y fleco gay

¿Por qué las estoy mandando hasta por allá? Porque la neta, estoy un poco hasta la madre de su chingada indecisión. Me tiene hasta el copete -de hueso, aclarando-, que un día sean una luz en nuestro camino, almas buenas que han venido a salvarnos, y en menos de 24 horas -incluso segundos- se conviertan en uno de los cuatro jinetes del Apocalípsis.

Esto viene a colacíón por dos motivos . Uno, la historia de un elemento al cual en cuestión de tres días pasaron de quererlo y gobernarlo a ya no poder soportar la idea de tirarle un pedo en la cara. Acto seguido, se tira al vicio -bueno, ya estaba tirado desde antes- y la dama sigue sin aparecer, aunque vía redes sociales se empieza a hacer la víctima. Chingá, ¿Qué la decisión de cortar de tajo esa incipiente relación no fue de ella? ¿Qué pinche necesidad de decir va? ¿Por qué abrirle al agua caliente si no se iban a bañar? Vaya mi apoyo para el protagonista...seguramente a la señorita en cuestión le ha de caer una maldición oriental o de menos una chusma le ha de rayar su nave (en Iztapalapa, de preferencia).

Otra. La dama, después de mucho sufrir por un chango que la trataba con la punta del zapato, tiene novio. Todo va muy bien, pero por algún extraño motivo, sigue teniendo contacto con su ex novio-el chango que la trataba con la punta del zapato- al cual todavía quiere, adora, y le festeja más que muchos de su familia todos sus logros y llora sus fracasos. El pregunta si en lugar de hacerse mensos regresan...ella dice no. ¡CARAJO! Ya lo dijo el poeta conocido como Juan Ga "¿Pero qué necesidad?" Digo, si tan pinche a gusto está por otro lado, ¿qué ganas de andar moviendo sentimientos en el otro frente?

Como estas...miles de historias. Es por eso que en beneficio de mi especie, de mi género -descontando a los que siguen el camino de su arcoiris y por los cuales no pueden decir que "todos los hombres son iguales"- les hago la siguiente y atenta invitación:

Señoritas, señoras mías. Las amo, me cae que esas caderas que mueven in mysterious ways nos hacen enloquecer...pero de cuates, bájenle a su pinche indecisión carajo!!!! Dejen que lo único que nos hipnotice sean sus caderas y no sus pensamientos. Por el bien de la humanidad y de la conservación de la especie...Amén.

PD. Nada más porque recordé que el movimiento de esta dama hipnotizó a The Edge, les dejo el video de la rola...




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