He de decir que me tomó por sorpresa, y aunque uno es experto, la verdad ahora si estaba a punto de preguntar si "los pedos pesan". La verdad, eso de hacerlo en público como que tiene su encanto, pero de repente uno se encuentra con situaciones nuevas, que representan un reto.
Hablar en una iglesia no es sencillo, sobre todo si NUNCA lo has hecho. Las sagradas escrituras no son precisamente mi fuerte, y hacerlo en un evento de tal relevancia para la banda no era tarea menor. Un poco de preparación psicológica habría sido posible si me hubieran confirmado la acción, pero esta nunca llegó hasta cinco minutos antes de entrar en procesión. "Te toca la segunda lectura", fueron las palabras de la wedding planner, personaje muy socorrido durante la noche.
Una vez ensartado cual mariposa de colección, solo quedaba esperar el momento. Primera lectura, salmo...segunda lectura. Fue la cuartilla más larga de mi vida. Un ligero gazapo en la lectura que al parecer no se hizo muy patente, y del resto no podemos decir mucho,solo que al llegar a la parte que indicaba el final de la lectura -o sea aquello de "Palabra del Señor"- emití un suspiro de auténtico alivio. Para la otra me aprendo el "Génesis" completo, pero AVISEN!
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