domingo, 6 de abril de 2014

Por si Andaban con el Pendiente: Dinamita en Chivas

Tan contento el muchacho...a ver cuanto
le dura


Una auténtica bomba de tiempo es lo que acaba de llegar a Guadalajara. Después del enésimo cambio de técnico bajo la administración de Jorge Vergara, la nueva apuesta tiene como protagonista a un entrenador para el que sus pupilos juegan muy bien, pero a la hora de los resultados no sucede lo mismo.

Ricardo Antonio Lavolpe, poseedor de un carisma inigualable, llega al Rebaño quizá con el fin de aprovechar la última oportunidad de dirigir a un grande en México. Hay que irse atrás en el tiempo ocho años para recordar el que sería su último gran logro: el mundial de Alemania. Ahí dejó una buena imagen tras plantear una estrategia inteligente contra un cuadro evidentemente superior, pero el resultado final –como en la mayoría de su trayectoria- no fue satisfactorio. Ha pasado ya por cinco equipos y un combinado nacional, y al parecer el librito del buen fútbol lo olvidó en Leipzig tras caer con sus paisanos aquél ya lejano 24 de junio de 2006.

Pero como dice la canción “Olvida lo pasado, ya no te acuerdes de aquel ayer”. El presente de Lavolpe no es nada prometedor, basta  recordar sus cruces de declaraciones con jugadores que estarán a su mando, como Néstor Vidrio y Aldo De Nigris –a quien poco le faltó para llamarle “tronco”-. Llega a un equipo que no respeta procesos, con un dueño que cambia de idea como de calzoncillos (porque calcetines no utiliza), y donde la demagogia de jugar bonito no les va a resultar si no los saca del problema porcentual al que se enfrentarán el próximo torneo. Vaya, el que Vergara y el “Bigotón” estén en el mismo equipo, es como juntar al hambre con las ganas de comer.

Nada en contra del argentino, pero creo que la afición de Guadalajara merece algo más que jugar bonito y descender. Lavolpe ya sabe lo que es dirigir a esta institución, donde ya fracasó rotundamente, y en esta ocasión tendrá que demostrar su habilidad bajo presión. Aquí no va a valer jugar bonito, o que por arte de magia a algún canterano de Chivas se lo lleve el PSV Eindhoven.  Aquí tampoco podrá decir que dejó armado al equipo para que otro lo hiciera campeón, tendrá que responder de inmediato pues la afición que hoy lo recibe no está como para aguantar más sermones y castillos en el aire. Que se dedique a la cancha, a trabajar con respeto a su equipo y su profesión. Que deje atrás los aires de grandeza que con títulos por doquier se ha ganado, y muestre que este equipo de Vergara no será más un escalón para los otros diecisiete.

Lavolpe está sentado en un polvorín. Esperemos que por el bien del Guadalajara, todos los frutos que “siempre” deja en los equipos por los que pasa no los tengan que cosechar en el Ascenso MX, como está a punto de hacerlo el Atlante, el último club al que dirigió.

La frase de la semana


“Tuvimos la posesión el 99 por ciento del tiempo, pero en el tres por ciento restante fue donde perdimos el partido”. Ruud Gullit, maestro en aritmética.

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