domingo, 21 de julio de 2013

5K



Nada como cumplir retos, llenar esas expectativas de inicio de año. Hoy cumplí un reto que se añadió, en preparación al chingón que viene en noviembre.

Después de unos cuantos meses de levantarme a correr por las mañanas, decidí que era tiempo de meterle más sabor al asunto. Una carrera de 10 kilómetros a fin de año me esperaba, pero había que prepararse a conciencia para ella. La distancia media era la opción para entrarle a ese submundo de las carreras -no clandestinas-. 

Después de analizar varias opciones, de dejar ir un par que sonaban interesantes, algunas enfermedades y viajes que ya hemos documentado aquí, al finalizar el mes de junio me inscribí a la carrera que corrí hoy. Cinco kilómetros en la Colonia Condesa -escenario de fuertes golpes a mi moral a través de los años en los distintos congales que ahí abundan- eran el reto a conquistar, y sobre todo, mejorar mi tiempo. A pesar de escoger la carrera para no correrla solo, esto acabó valiendo gorro, pero no por falta de ganas, sino por la enjundia puesta.

Llegamos no tan temprano, de hecho solo con el tiempo medido para calentar y tomar el lugar de salida. Los primeros kilómetros se fueron entre rolas ya conocidas del playlist para entrenar, más un par de "motivacionales" adiciones, y así llegamos con la App de Nike en uso, a los primeros dos kilómetros. El tiempo era el esperado;ni más, ni menos.

Lo bueno vino después. El reto consistía en no bajar el ritmo, situación que siempre se da cuando estábamos en fase de "entrenamiento". Lo logramos y el tiempo empezó a disminuir..la meta estaba más cerca. El anuncio de la App de los cinco kilómetros -había un desfase por la zona en que arrancamos- motivó a cerrar con todo, más la música y sobre todo el ansia de bajar el tiempo. La recta final daba para mucho, pero casi genera el momento chusco del evento.

Escoltado por las vallas y faltando pocos metros, levanté las manos al cielo en señal de agradecimiento, no por mamón, sino porque iba a lograr mi meta. El problema fue el pavimento, que con algunos errores topográficos a lo largo del recorrido, ocasionó que me medio tropezara y perdiera un poco el paso. Casi llego a la meta de hocico....pero no necesariamente de pie. Afortunadamente, no pasó nada y pudimos mantener un poco el estilo.

¿A qué va esto? A agradecer a las personas que se ofrecieron a acompañarme, aunque a medio trayecto nos separamos. Agradecer también el momento en que me puse como Rotoplas para cambiar mis hábitos y volver a hacer ejercicio. En el mismo tenor, recordar a todos aquellos que estuvieron al pendiente desde la preparación hasta los resultados...de cierto modo su motivación fue muy importante para mi a pesar de ser una meta a lo mejor sencilla. Finalmente, comprometerme aquí a seguir consiguiendo este tipo de retos. No me creo en absoluto, porque sé que lo que yo hago es superado por muchas personas...pero si esto me lo hubiera propuesto hace un año, evidentemente no habría sido posible.

Ya de salida, y para los que creemos en las cábalas, el número de corredor terminaba en 19...ahí nomás.

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