Gran Maratón Pacífico

Al cielo, dedicando el triunfo al Jefe de Jefes

Este se convirtió en el reto supremo del año, por razones aquí documentadas. Tras la influenza, el poco entrenamiento, el cada vez más frecuente fallo a carreras y otros factores -la peda y la mudanza, mostly-, correr un medio maratón era obligatorio, y con las cosas como se fueron dando a partir de julio,  qué mejor que dedicarlo al Jefe de Jefes, en su tierra y ante su gente.

Siendo uno de los trazados mejor rankeados según la publicidad, he de decir que el kit de la carrera fue decepcionante. La playera -que tuve que ir dos veces a recoger por falta de abasto- y un vaso de chela era TODO lo que incluía, por lo que lo demás había que comprarlo. Mal ahí, pero todo se compensaría el día de la carrera, misma que aconteció un día después de mi cumpleaños (ya sé, estoy loco celebrando así, pero fue un festejo sublime).

El inicio

A ritmo de "Strong" de Robbie Williams iniciamos el recorrido. Una avenida hasta ese momento desconocida para mi daba comienzo al trayecto. Una cantidad bestial de corredores -más de 15,000- estábamos inundando las calles del puerto. Salí diez minutos del balazo inicial, para que se den una idea de la cantidad de banda, pero eso no aminoró el ánimo. Los primeros kilómetros transcurrieron sin problema, mientras la gente se empezaba a apersonar en el trayecto para apoyar. Pasamos por el restaurante de la prima, dimos vuelta hacia el malecón, y teníamos que prepararnos para lo bueno.

Band on the run

Una de las situaciones más curiosas de esta carrera fue la presencia de la banda sinaloense en una muy buena parte del trayecto. Desde el kilómetro 2 hasta el final, distintas bandas amenizaban el recorrido. Hubiera estado shido que tocaran canciones distintas, pues parecía que llevaban el mismo playlist (que incluía "La Yaquesita", "El Mechón", "Un Puño de Tierra", Mi Gusto Es", "El Sinaloense"y otro par MÁXIMO), pero dieron paso a uno de los momentos más cagados de mi trayecto, pues no me goberné y me puse a bailar sin dejar de avanzar, mismo que arrancó algunas risas de los que me vieron.

La barrera

Me pasó por ahí del Kilómetro 10.5, iba echándome una bebida rehidratante, cuando decidí aplicar los intervalos. La subida de 3 kilómetros del 12 al 15 se veía canija, pero la vista era simplemente impresionante. Eso compensaba la lentitud en ese tramo, que al final me costó por el tiempo. Así me la fui llevando de regreso, aunque apreté un poco el paso por el kilómetro 16.

Impulsado por los mensajes de mi familia y amigos que me acompañaron, el trayecto final se hizo menos complicado. Cuando llegamos al km 20, apretamos un poco más el paso. Ya se veían muchos con sus medallas, mismos que te daban más ánimos y aplicaban el clásico "ya casi llegas".

Vuelta final. Se escuchaba el sonido local ya muy cerca. El segundo momento cagado del día, mientras me aproximaba a unos inflables que decían "Meta", empecé a levantar las manos para dedicarle la carrera al abuelo, solo para bajarlas y seguir el braceo normal cuando una doña salió de la nada con una cartulina diciendo "Meta a 300 metros".

Aceleré con lo que me quedaba en el tanque, empecé a llorar, levanté los brazos y escuché a mis amigos. Escuché al animador, volteé a ver el cronómetro y me dije "ya estuvo". Contuve el grito de batalla de toda la vida, crucé la meta y descubrí que no podía doblar las piernas. Me tuvieron que ayudar para llegar a recoger la medalla.

No, no fue nada fácil. He de decir que fue el medio para el que peor me he preparado. El que sigue me lo voy a reventar en marzo, esperando mejores resultados, pero con el mismo apoyo de mi gente. Sea que andaban conmigo, me mandaban mensaje, o se quedaron por acá, sin ellos, ya comprobamos que no seriamos nada.

Gracias a todos los que de una u otra forma estuvieron ahí. Esta carrera fue de ustedes, pero sobre todo a la memoria del abuelo. No fue el tiempazo, pero fue en su tierra...de una u otra forma, fue especial.

PD. Prometí a la abuela irle a dejar la medalla...y voy a cumplir.

PD 2. Les dejo un poco de cultura musical, cortesía de mi muchacho El Gallo.