Este año sin duda fue distinto. Las personas, la vibra, los acontecimientos., todo le dio un toque especial a este que fuera bautizado como "el año del albur". El año pasado estaba agradecido por todo lo vivido, pero en este creo ser una mejor persona, cosa que no se puede decir todos los días.
Queda agradecer como siempre a todos mis amigos, la familia que yo escogí. Todas las idas al estadio, los regaños, los viajes, la posibilidad de cumplir uno de los sueños de mi vida. El apoyo en los momentos más bajos del año, que estuvieran festejando un año más de vida conmigo y sobre todo, que me abrieran parte de su mundo. Gracias también por las pequeñas sorpresas , que aunque llegaron tarde, por algo están en este momento. No puedo dejar de agradecer los tropezones que hubo, me hicieron crecer, pero sobre todo, me enseñaron la importancia de no dejar de pelear.
Segundo agradecimiento, al de arriba. Este año viajamos, corrimos, dejamos de beber, volvimos a beber, recuperamos el ejercicio como forma de vida, descubrimos los muffins bajos en calorías -una pinche chulada por cierto-, supimos determinar el valor de una sonrisa, lo que cuesta aguantar hasta el final. Vibramos con un título y sufrimos un subcampeonato. Retomamos viejas amistades y a los que se quedaron en el olvido ya ni los pelamos. Quizá el único negrito en el arroz fue la partida de una persona que nos deja un ejemplo enorme de vida, que batalló años y años contra una porquería de enfermedad, pero hoy, después de Navidad, ya está en un mucho mejor lugar.
Finalmente, mi familia. Mis padres, mi hermana, mi cuñado y mis sobrinos directos. Ellos son la razón por la cual soy, por la que existo. Todo va dedicado a ellos, pues ellos me han dado todo.
El año pasado casi despedíamos transmisiones con algo del gran Louis Armstrong. Hoy, nos vamos con un gran cover de un enorme cantante -literal-. Lo que se ve es el homenaje de la gente que tira sus cenizas al mar, después de grabar la canción.
Ámolos.
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